En STYLISTE MAGAZINE habíamos decidido tomarnos un tiempo para reflexionar, reformular y regresar con nuevas propuestas. Pero el suceso del 19 de febrero del 2019 merecía que ese silencio fuese quebrantado. Sabíamos que el momento algún día llegaría, solo que no estábamos preparados para que sea hoy. A los 85 años, fallece el director creativo de Chanel, Karl Lagerfeld.

Será inevitable recordar este día con algo más que tristeza y penumbra en el corazón. Es que el mundo de la moda se ve obligado a decir adiós a una de sus más grandes leyendas. Una leyenda, que inversamente a lo que suele suceder, se gestó y alcanzó su magnificencia en vida. Ni un siglo sería suficiente para que dejásemos de aclamar sus colecciones con el mismo entusiasmo que los primeros años.
Múnich nunca imaginó que sus calles verían nacer un talento tan formidable. En París, unas pocas décadas después, la industria se rendiría a sus pies. Pierre Balmain, Jean Patou, Chloé y Fendi son las firmas donde su trayectoria comenzaría a esbozarse. Su gran consagración no llegaría sino hasta 1983, momento cuando Alain Wertheimer, le confiara el tesoro más preciado de Gabrielle, la Maison Chanel.
Karl transformó lo imposible en posible, revivió la firma y temporada tras temporada se encargó de superarse a sí mismo, creando su propia leyenda. Una que iría más allá de Mademoiselle Coco, alcanzando una singularidad inigualable. Pionero en las colecciones crucero y en los mágicos set de los desfiles, extrañaremos ver el Grand Palais convertido en una playa paradisíaca, una estación espacial, la Brasserie de Coco, un supermercado chic, con carrusel, icebergs, cataratas o la mismísima Torre Eiffel en su interior.

Reinventó y le dio más poder al “Little Black Dress”, la chaqueta de tweed y la icónica bolsa 2.55. La palabra “Diseñador” no alcanzaría para trasmitir todo lo que significó y seguirá significando para la industria de la moda. Karl era un visionario, un trabajador incansable, fotografiaba sus campañas y era infinitamente talentoso dibujando figurines. Por sobre todos los adjetivos que podríamos utilizar para venerarlo, hay uno que cobra mayor importancia, el de espíritu soñador, queriendo que sean eternas las vidas de aquellas personalidades que nos hicieron y nos hacen soñar. Quizás esto ayude a explicar porque nos cuesta tanto despedirlo.
La historia tuvo la suerte de disfrutarle por más de 60 años en la cima de una ola. Una ola que hoy finalmente se desvanece pero permanecerá eternamente presente entre sus seguidores más fieles. Hoy te despedimos Karl, extrañaremos verte con tu clásico atuendo, gafas y Choupette a tu lado. Gracias por hacernos soñar algo que nunca hubiésemos imaginado sin ti. Gracias por deslumbrarnos con cada una de tus creaciones. Gracias por inspirarnos a trabajar por lo que más anhelamos.
Au Revoir Kar

El mundo de la moda te abraza.